martes, 11 de mayo de 2010

Siempre la misma historia

- Esta mañana he escuchado una noticia en la radio decía que en Austria inauguran una montaña rusa, la más grande del mundo, y me dije tú te tienes que montar en ese cacharro.
- ¿Tu? ¿En una montaña rusa? Si te dan miedo los caballitos..
- Por eso mismo porque ya está bien de miedo. Y pensé nos vamos un fin de semana los dos a Austria, a probar la caída de cien metros..
- ¿Los dos? ¿Tú y yo? Hombre, a mi el gusanillo de lo de la caída libre siempre me ha gustado. Nos vamos ahí sin saber austriaco, ni nada ¿no?
- ¿Para qué? En español o en señas como toda la vida. One ticket, two ticket, other one ticket.. Y nos tiramos las veces que nos de la gana.
- Y cuando nos bajemos nos compramos un algodón de esos de azúcar y lo pedimos también por señas..


Llevo tiempo huyendo al hecho de escribir una nueva entrada. No porque no haya habido novedades. Solo que a veces prefiero huir. Es mi forma de no enfrentarme a aquello que temo. Cuando comienzo un nuevo blog empiezo a escribir con mucha ilusión. En un principio siempre son cosas insignificantes. Nunca llegó a dar todo de mí en cada texto. Más tarde empiezo a entregarme y a relatar cosas que me cuesta explicar. Entonces lo dejo por miedo a sonar incomprensible o a que me juzguen por unas simples palabras. Pero esta vez me apetece que no sea una más e intentaré seguir con esto. En contra de lo que dice mi cabeza, debo empezar a escuchar a mi corazón.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Necesito una brujula de sentimientos

Estoy perdiendo el norte, el sur, el este y el oeste o quizás ya lo haya perdido. Necesito que alguien me recuerde que soy especial. Como aquel tiempo en el que empecé a creerlo. Más tarde me aparte de aquellas personas que me lo demostraban. No recuerdo como sucedió pero poco a poco esos huecos los han ido llenando otras personas. Solo que a veces echo de menos a las que algún día estuvieron y siento que no hice lo suficiente para retenerlas a mi lado. Como si pudieras controlar que alguien permanezca junto a ti o desaparezca el día menos pensado. Me siento impotente e intento huir del mundo de los sentimientos pero por más que lo intento no puedo. Siempre habrán personas que sean esenciales para construir mi felicidad y fingir que no es así no es más que una tontería. No paro de escribir su nombre en los márgenes de las hojas y dibujar corazones por doquier como si, de repente, me hubiese vuelto tonta. Me voy a volver loca de tanto pensar en ella a cada segundo que pasa e imaginarme a su lado. Voy a agotar todo mi cupo de sonrisas y suspiros. Se ha colado aquí, muy hondo, en mi cabeza y se ha hecho un hueco en lo más profundo de mi corazón. Me gusta, y no puedo evitarlo, ¿O si?.

lunes, 3 de mayo de 2010

El secreto de vivir

Me siento en el coche, colocó el asiento a mi medida, muevo los retrovisores hasta ver lo suficiente, me pongo el cinturón de seguridad, arrancó el motor, piso el pedal de freno mientras quito el freno de mano, piso embrague y meto primera, voy soltando embrague poco a poco, y empiezo a acelerar. Unos pasos que se han convertido en algo rutinario cada vez que comienzo a conducir aunque en un principio me costaba recordar que orden debía seguir para hacer lo correcto. Conforme voy cogiendo soltura me doy cuenta que conducir y vivir tampoco es tan diferente. En un principio no tienes ni idea como conseguir avanzar más de dos calles sin que se te cale el coche como cuando de pequeño empiezas a dar tus primeros pasos pero siempre acabas en el suelo porque la falta de experiencia te hace sentir inseguro. No solo tienes que estar atento de combinar el movimiento de pies correctamente, tanto para conducir como para caminar, sino que en el camino habrá millones de obstáculos que tendrás que sortear para demostrar que puedes conseguir aquello que te propones. En la vida real los peatones serán aquellos conocidos que no forman una parte importante de nuestra vida pero permanecen a nuestro lado. Debes ser amable con ellos aunque alguna vez esto nos hará cuestionarnos que estamos perdiendo parte de nuestro tiempo. Los otros conductores serán aquellos amigos que hacen que nuestra vida sea más divertida y emocionante. Sin ellos estaríamos más tranquilos pero no más felices aunque debemos tener cuidado porque también tienen la capacidad de hacernos daño. Y por último las señales de tráfico son todos esos consejos que nos dicen cómo debemos actuar cuando surgen dudas pero no siempre hacemos caso. Al final cuando te haces mayor te das cuenta que vivir es tener un velocímetro que marca de 0 a 210 pero nunca ir a más de 120.